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El misterio del primer negativo



Por: María Juliana Serrano

Esta “entrada navideña” si es que así se puede denominar, nace bajo la máxima de una las mentes más contribuyentes y menos brillantes de la humanidad, Albert Einstein. “Si quieres resultados diferentes, has cosas distintas” decía. Pasados dos meses de mi último intento fallido de relación sentimental, me encuentro solitaria y con un deseo ferviente de no volver a enamorarme. Aunque esta decepción amorosa, no fue mi primera y sé que no será la última, debo aceptar que fue la primera vez que me permití sentir algo por alguien. Retomando la sabiduría popular de los “chic-flicks" reconozco que de él “me gustó hasta aquello que nadie más tolera.” 
Estuve tanto tiempo tratando de auto-convencerme de que el individuo, con que había compartido unas cuantas palabras y mi primera vez acampando, no era de mi agrado que cuando acepte la realidad ya era demasiado tarde. No puede saber si mi primera entrega de vulnerabilidad fue correspondida, me mandaron a la mierda con el deseo de que tuviera una vida feliz. Me pregunto cómo puedo tener una vida completamente feliz si no puedo compartirla momentáneamente con quien quiero. Digo momentáneamente porque es probable que todo se acabará tarde o temprano, pero duele pensar que lo que no empieza del todo se termina acabando a medias. 
A pesar de los comentarios de amigos, familiares, conocidos, chismosos entre otros, acerca de cómo una debe seguir adelante y no quedarse stucked en una situación, me es difícil olvidar que perdí lo que nunca supe si tuve. Me quedo latente la pregunta de si alguna vez, así fuera por un instante, mis sentimientos fueron correspondidos, y de qué hubiera pasado si mi actitud hubiera sido diferente. “Si quieres resultados diferentes, has cosas distintas” me repito una y otra vez, pero es inevitable no tratar de aplicar dicha premisa al pasado. 
Al aplicarla al presente, debo admitir que ha funcionado de una que otra forma. He conocido algunos individuos, pero parecen ser uno más, uno de esos que te brindaran compañía y felicidad momentáneas. Esta entrada, más que proponer una solución o llegar a una respuesta epifánica, es una invitación a pensar en porqué hay nombres que se nos quedan tatuados en la cabeza y no es complicadísimo borrarlos. Dicen que una debe tener dignidad, y que nunca se debe a poner a “mendigar amor” pero qué hacer cuando contra todo pronóstico, haber regalado nuestra vulnerabilidad nos reproduce infinitamente el negativo de la foto que no fue, ni será nuestra. 

2 comentarios:

  1. Maria E... me encanta la entrada, me encanta la expresión de sentimientos! Excelente inspiración...
    xxx desde alemania!
    www.mariposa-fashion.de/blog

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  2. me fascinó la entrada. Estoy pasando justamente por lo mismo, es difícil. Pretendo vivir el duelo como mejor me sea posible (cantando, escribiendo), porque no dejo de pensar en el sujeto. Mientra el probablemente, ya este llegando a Tierras extranjeras..

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